El Sanse Complutense se queda a las puertas del cielo en la última jornada

El Sanse Complutense se queda a las puertas del cielo en la última jornada

Fotos: © JoseMa Melero, Ana González Veira

Sólo 70 minutos han impedido que el Sanse Complutense masculino logre una de las mayores proezas de su historia. Lógicamente, el trance ha tenido que servirse compitiendo de tú a tú contra el Club Egara, un histórico que acumula Ligas, Copas y torneos continentales en sus vitrinas. Si a eso le sumamos que eran los últimos 70 minutos de la liga regular, que cualquiera que ganara el encuentro se clasificaba para la Final Four, estaba todo dicho. Pero no ha podido ser, el Sanse Complutense se ha quedado sin sueño después de un resultado adverso por 1-2 en el casillero. Un resultado tremendamente duro para la plantilla, la afición y el staff, que emborrona de alguna manera las ilusiones que se habían depositado en el encuentro. Lo que no emborrona, para nada, es la descomunal campaña que han realizado. Durante el encuentro también se vivió la emoción en la despedida de uno de los jugadores más carismáticos de la plantilla: Jorge Madrid.

Si bien el Club Egara no está en su mejor momento de rendimiento, no es un rival al que se le pueda perder el respeto. Para el club catalán, estar en la Final Four, incluso ganarla, es lo mínimo que se le exige después de atesorar 15 títulos de Liga. En cuanto a los sanseros, llegar a la ronda final era de por sí más que un premio redondo. En una Final Four, con dos partidos a vida o muerte, puede pasar cualquier cosa y salir un campeón inesperado. El encuentro arrancó con las precauciones debidas de unos rivales que se han respetado mucho durante toda la campaña. Los egarenses fueron claramente a destripar la banda derecha con flicks cruzados para buscar penetraciones desde la esquina, pero la defensa local logró controlar esas ofensivas con bastante desempeño. La Complu se vio obligada a presionar desde abajo y contragolpear con dos o tres unidades, pero vaya unidades… pues las llegadas fueron ocasiones de gol casi todas, obligando al portero visitante Albert Pérez a realizar más de una intervención acertada. Fruto de una de esas acciones, llegó el único gol sansero del encuentro, un penalty corner en el que Ulises Janse materializó su arte mediante un tiro bajo que acabó dentro de la portería catalana.

En el segundo cuarto, sufrimiento hasta el extremo. El Club Egara apretó de lo lindo, anulando prácticamente cualquier posibilidad local de ataque y sometiendo a los sanseros a un gran desgaste físico y mental. Los penalty corner fueron la clave en este cuarto, con todo lo que suponen hoy día para cualquier equipo de élite. Por medio de una de estas infracciones, los catalanes llevaron las tablas al marcador en el minuto 21; Gerard Clapés fue el autor. Sin embargo, los locales lograron salir un poco airosos de este pozo de infracciones, desbaratando cualquier otra transformación visitante. Incluso salvaron varias ocasiones de forma agónica: un gol anulado, un poste que se oyó hasta en la Dehesa Boyal, un ramillete de paradas de Joaquín Berthold. Demasiado bien estaba quedando el marcador para todo el peligro que tuvo que controlar la zaga de Sanse. En el descanso, el míster tendría que hablar alto y claro para poner las cosas en su sitio y mentalizar a los jugadores de lo que había en juego. Aunque el estilo del Bebe Mondo es dar a cada jugador libertad de decisión y buscar la concentración mediante el foco y la calma, mejor que la urgencia a destiempo.

Con ello, los dos equipos llegaron al tercer cuarto con el pecho abierto, jugándose el todo por el todo, quizás con la intención de lograr un gol que hiciera cojear el marcador y pasar luego a controlar el ritmo del partido a conveniencia. En esta fase, el Sanse Complutense se quitó el corsé que había llevado durante todo el segundo cuarto y generó mucho más juego, aunque no dio resultado en forma de gol. Los jugadores plantaron cara, demostrando que este año nada ha venido de la nada, sino de un plan de juego descarado, vibrante y valiente. Sin embargo, el Club Egara logró convertir uno de los penalty corner que con tanto ahínco buscó durante todo el encuentro. Marc Recasens fue el autor del mismo, aunque hasta él mismo sabía que haría falta algo más que eso para contener al equipo madrileño. En esta fase del partido los planes madrileños, hechos con precaución, tendrían que desbaratarse para buscar la consabida épica. Y correspondería a los catalanes el oficio de no cometer ningún error en defensa para mantener su renta y el pie en la Final Four.

Al último cuarto llegaron los dos equipos con la intensidad digna de lo que estaba en juego: la campaña 2023 al completo. Era predecible que la Complu tendría que buscar la portería rival con más ganas que su contrincante, pero aún así no había de arriesgar a lo loco. Todas las búsquedas de área fueron vertiginosas, esquineras en su mayoría, y con el sansero Toni Sanz en estado febril, al 200% de su intensidad. El juego se vio un poco trastabillado con las intervenciones arbitrales, pero con eso ya se contaba. Dolerá durante algún tiempo el claro mano a mano que Juan Muñoz dispuso frente al portero egarense tras un corte de pase prodigioso. Sin embargo, nada que reprochar al de Cádiz, porque el jugador que defiende los colores sanseros llegó al límite de sus posibilidades físicas y el portero estuvo acertado, no sólo en esa sino en unas cuantas ocasiones más. Con el pitido final se esfumó el sueño, pero se premió al equipo con un prolongado aplauso, un reconocimiento a su gran temporada y la vista puesta en lo que puede pasar de aquí al futuro. El encuentro también sirvió para despedir al defensa Jorge Madrid, un jugador que ha dado al Sanse Complutense ocho temporadas como representante del primer equipo. Son muchas más si contamos que ha pasado por todas las categorías inferiores. Esa es la mejor esencia del Sanse Complutense, la que más se aplaude incluso fuera de Madrid: empezar desde los seis, siete u ocho años, para llegar a ser un emblema de la primera plantilla.

Published by Sanse Complutense